lunes, 14 de diciembre de 2009

No le digo que no porque no quiera. No evito sus "¿Entonces cuando podés?" porque esté muy ocupada. Simplemente no quiero que se desilusione.

No quiero que se dé cuenta de que en realidad no soy tan genial como él cree. Que soy más fea que en mi foto de perfil, y que soy bastante menos interesante personalmente. Que soy tímida, poco espontánea y poco creativa. Que me cuesta entrar en confianza, y que del verano pasado a éste engordé unos cinco kilos. Que el color de piel de las fotos tiene esa tonalidad porque era verano, y que en realidad soy bastante pálida. Que mis piernas no son las mismas y que soy puro push up. Que soy petiza, pero muy petiza, y que no estoy a la altura de las circunstancias. Que soy menos que él, y que no merezco su respeto, admiración, deseo… amor.

Creo que por eso mismo no le creí cuando me dijo que me iba a sorprender. Mitad que no le creía, mitad que no quería creerle y mitad que tenía miedo de que lo haga y suceda todo lo mencionado anteriormente.
Ya se que es ilógico hablar de tres mitades. Pero a veces las cosas las sentimos así, y a parte suenan lindas. Creo que en realidad suenan bien cuando son sinceras. Yo intento serlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario