miércoles, 24 de agosto de 2011

De sombras en la oscuridad

Me cuesta convencerme de que así está bien, de que ya era hora...
Por días me hallo segura, confiada, feliz. Pero después vuelvo a recaer en la estupidez, en la ingenuidad. En pensar en la posibilidad de que no haya terminado, de que tal vez quede algo más por hacer; de que no me perdonaría despertarme un día, un día que realmente ya no quede nada, donde no se pueda retomar donde dejamos, y darme cuenta de que sí, de que podría haber resultado.
Las preguntas sobre lo que podría haber pasado me persiguen casi tanto como mi propia sombra. Al revés que la sombra, generalmente aparecen los días de lluvia. Y los domingos.
Y ya no sé si la necesidad de sacarme las dudas y terminar con los interrogantes es porque creo poder ser feliz con él, o porque quiero que la única sombra que me siga sea la que nace los días de sol a contraluz.

martes, 16 de agosto de 2011

De miedos

Hay muchas cosas en el mundo a las que deberías tenerle miedo. 
Ésta no es una de ellas.

Razonar lo irracional

No sufro por él.
Sufro por mi ingenuo optimistimo y mi estúpido romanticismo mal dirigido.

jueves, 11 de agosto de 2011

Es sólo decir la verdad

Todo de lo que te avergonzás, todas las partes ocultas, todo lo que querés cambiar de vos mismo, es quien vos sos. Ése es tu poder. Negalo y sos nada.

martes, 9 de agosto de 2011

Como Hamlet y Edipo

Te daba furia, bronca; te enojaba que yo hacía lo que vos deseabas hacer.

Preciso advertirte

Si nos vamos a seguir viendo, creo que deberías saberlo.
Es justo que te enteres antes de que sigas avanzando que no soy normal ni intento serlo, que vivo de manera inconexa y que no me fijo en los parámetros de lo que "se debe". Que aunque mis formas puedan ser percibidas como desordenadas, me dejo llevar por lo que siento sin pensar en que se camina con los pies sobre la tierra. Que para mí la realidad no es ésto sino lo que siento cuando me besás, cuando me hacés una caricia o cuando te veo esperándome al otro lado de la avenida. Que no creo en las imposibilidades, sino en la gente incapaz de luchar por lo que quiere. Que me encanta compartirte mi tiempo y espacio, pero también necesito quedarme algo de eso para mí. Por eso, de vez en cuando, puedo tirar una bomba de humo y desaparecer. No es personal, es sólo que soy un poco solitaria. Y disfruto de serlo, me resulta esclarecedor.
Que siento que mirar a los ojos es mirar al alma, y que me gusta descifrar a la gente en silencio, observarlos, ver como reaccionan. Que después de cada cita, me miro al espejo del viejo ascensor de mi edificio mientras subo los trece pisos hasta mi departamento, y descubro siempre una sonrisa. Que esa sonrisa es la que no me deja esperar hasta el otro día para contarte lo feliz que me hacés. Que no voy a permitirte no alcanzar tu máximo potencial en todas las áreas de tu vida. Que no hay nada que me enamore más que ver a alguien ser tan bueno como puede serlo. Que puedo hacerte preguntas de lo más absurdas simplemente para no quedarme con una duda. Que puedo incomodarte con ellas o con pensamientos dispersos que sin filtro alguno paso a relatarte. Que te voy a exigir, en algún momento, que aprendas a escuchar el silencio, la lluvia o el viento.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Cuando escribimos tratamos de que las cosas salgan como queremos que sean, porque en la vida real resulta tan difícil...

lunes, 1 de agosto de 2011

Ficción, realidad y caos.

Entre dudas y noquieros se hizo la una de la mañana de un martes. Cualquier persona coherente hubiese dado la noche por perdida, pero él no era cualquier persona.

Que tengamos una relación, de la forma que sea, exigía imperiosamente escindir el mundo.
Ciertos temas no se tocan y ésto no es real. Ésto es ficticio, fantaseoso; existe sólo para nosotros. Aún si lo contaras resultaría imcomprensible. Resulta difícil ponerlo en palabras, se ve afectado por la condensación y el desplazamiento, ciertas distorsiones cognitivas, y al finalizar quizás algunos momentos no se recuerden con claridad. Pero se vive intensamente y como si fuera real, tangible. Se lo vive como se vive un sueño.
Pero los sueños no son para vivirlos porque dejan de ser inalcanzables. Son para soñarlos.
Porque los sueños no modifican la vida real, suceden en paralelo. Si terminan se esfuman y se los lleva el viento, o el tiempo. Y vos seguís siendo vos, tu vida sigue siendo miserable o terrible o felizmente dramática.

Nos encontramos en una esquina de su auto, invadidos de tensión. El aire pesaba. Él estaba ahí, pero su mente estaba en otro sitio. Estaba en ambos lados a la vez. Por un instante, su vida se repliegaba; dentro de ése instante había otro ocurriendo a la vez, de forma simultánea.
Su mente se sentó en el asiento trasero, mientras nos observaba preguntándose por qué su cuerpo actuaba como lo hacía.
"Pobres seres corporales, irrumpidos por prejuicios e invenciones morales."
Nunca comprendió que era él el dueño y tenía el control...

Después de algunos encuentros, muchas nadas e infinitas palabras, su mente inquieta comenzó a interponerse en mi camino, ya no sólo en el de él. Mente perversa que jugaba con la mía. Pero los juegos dejaron de ser divertidos para empezar a ser siniestros y oscuros, y ya no nos invadían solamente los principios, sino los deseos; deseos de más, deseos poco sutiles.

Con el tiempo intentamos ignorar la escición. Quisimos mezclar realidad y ficción, pero no la nuestra. Una realidad alejada del quedirán, sin verguenzas ni orgullos.
Su mente relajada quizo unirse al cuerpo y disfrutar (mente toma decisiones, cuerpo actúa; no funcionan el uno sin el otro), pero no sin antes sentar ciertas nociones condicionadas: mantenerse alejados de la zona de peligro.
Zona de peligro se acercaba, mente se alejaba del volante, cuerpo perdía el control, y la tranquilidad fingida en silencios escondía el caos en cuatro puertas.

Se acerca, me besa. El cuerpo se me estremece. Mi mente decide abandonarme, mientras me observa sorprendida. Me habla, no se calla. Comienzan a aparecer interrogantes indignantes: "¿Qué estoy haciendo?", "¿Esto está finalmente sucediento, realmente?", "¿Por qué no es como lo había imaginado?".

Mentes, cuerpos, nadas y palabras: todos confundidos.