Quiero las cosas mientras no se concreten.
Por eso lo único que quiero realmente es aquello no concretado y fuera de mi alcance.
El tiempo que me toma esperar por algo, es el mismo que me toma dejar de quererlo.
Viene a ser ese momento en que algo logra su máxima profundidad, su máximo alcance, su máximo sentido, y deja por completo de ser interesante.
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