Me resulta fascinante y absolutamente único el modo en que se comportan las personas ante un silencio.
Mucho más único que una oración, que una palabra, y hasta que un sonido. Porque es irreproducible, y completamente auténtico.
Siempre suelo sentirme más atraída por lo abstracto...
Los silencios tienen ese no sé qué que permite conocer más al otro.
No me refiero a los momentos de incomodidad. No me refiero a la falta de pensamientos para compartir.
Me refiero a esos instantes en que el aire pesa, y las palabras sobran.
Creo, profundamente, que compartir un silencio es algo mucho más íntimo que compartir una conversación.
Porque mientras las palabras describen, los silencios transmiten.
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